Crónica de la Solemne Ceremonia de Vela del Santo Sepulcro de San Juan de Dios del día 26 de marzo de 2010.

VELA DEL SANTO SEPULCRO DE SAN JUAN DE DIOS.-

Siendo las diez horas de la noche del 26 de Marzo, los Caballeros que iban a ser investidos, con sus capas pero sin mucetas, congregados en la sacristía de la Basílica de San Juan de Dios de Granada junto a los dos Decuriones postulantes, hicieron el voto o promesa de cumplir fielmente los estatutos de la asociación y guardar silencio en todo aquello que demandara el Gran Maestre. Los acompañaban un conjunto de Caballeros y una Dama, además de un gran número de Decuriones y Escuderos.
De esta forma comenzó la Solemne Vela del Santo Sepulcro de San Juan de Dios. Esta ceremonia es de carácter más íntimo que la investidura, al no ser posible la asistencia de invitados ni familiares; sólo acudieron los postulantes de los distintos grados de la orden y aquellos miembros ya investidos que así lo desearon.

Sentados en sus lugares todos los asistentes, comenzó la ceremonia con la entrada del Gran Maestre, precedido de los Decuriones previamente designados para llevar los enseres. Al inicio del cortejo, la bandera de la Orden. A continuación, Cruz, Ciriales y cuatro espadas escoltando al Evangeliario, que fue portado por un Caballero ya investido. Seguidamente, la Espada del Gran Maestre. Había un reverente silencio, solo interrumpido por el tañido de una pequeña campana, que marcaba el paso de los integrantes de la procesión. Este desfile se inició, con gran solemnidad, desde la Capilla del Cristo de la Caridad y concluyó al pie de las gradas del presbiterio, donde había dispuesto un atril, donde quedó depositado el Evangeliario, y un cojín en el que descansó la Espada del Gran Maestre.

Situados ya cada uno en sus puestos en la Basílica, comenzaron los ritos iniciáticos de la Vela, seguidos de unas palabras que el Gran Maestre y también Rector de la Basílica de San Juan de Dios, dirigió a los allí presentes.
El Gran Maestre inició su alocución indicando que la Vela del Santo Sepulcro es un momento íntimo donde los Caballeros que se van a investir toman conciencia de los fines de nuestra Orden y de la espiritualidad de San Juan De Dios.San Juan de Dios de Bernardo de Mora (Bordado en seda).

Asimismo, recordó Fray Juan José Hernández, la Vela es un tiempo de reflexión personal para comprometerse con los valores de los Caballeros del Santo Sepulcro de San Juan de Dios. Se trata de mantener la Basílica en todo su esplendor como nos ha llegado hasta este momento y también mantener el Santo Sepulcro de San Juan de Dios que está alojado en ella y que se visita en esta ceremonia de Vela.
De esta forma el Rector de la Basílica de San Juan de Dios nos comentó que todo esto que tenemos a nuestro alrededor, todo este esplendor que es la Basílica, todo este espectáculo maravilloso, como la zarza ardiente ante la cual se descalzó Moisés, sin la caridad no sirve de nada y esto es lo que tienen que significar las Reliquias de San Juan de Dios. La Basílica se construye para hacer un monumento al Amor de Dios, a la Caridad; por eso en el centro del retablo está el Santo Sepulcro de San Juan de Dios, sus reliquias; y toda la Basílica se orienta al Sepulcro porque ahí está representada la Caridad. Todo el esplendor de la Iglesia, continuó, si no tenemos Caridad no sirve de nada; es lo mismo que dice el apóstol San Pablo en su Epístola a los Corintios: ya podemos hacer lo que sea, que si no tenemos Caridad de nada nos sirve.
Por eso el Gran Maestre ofreció un punto de reflexión para los Caballeros que se investían al día siguiente: lo importante es la Caridad de San Juan de Dios, lo importante es mantener el valor de la Caridad, lo importante es ser sensibles a las necesidades de nuestros hermanos. Prosiguió explicándonos que el esplendor de la Basílica es un espectáculo maravilloso como el que usó Dios con una zarza ardiendo para llamar la atención de Moisés. El espectáculo de la Basílica es omo una llamada de atención sobre la Caridad, escrito con el lenguaje del barroco, un lenguaje de otra época que tiende a ofuscar a los sentidos para que queden anonadados y desde ahí, en esta
Basílica, se plantee la Caridad.
También recordó la capital importancia de otro punto: es menester que los Caballeros tomen conciencia clara de que en un mundo carente de valores como el actual hay que ser contraculturales y educar a la sociedad en valores. ¿Cómo? Siendo un ejemplo viviente de integridad y valores. Encarnar con nuestra conducta el Valor de la Caridad.
Por eso, y para finalizar sus palabras, nos recordó que nuestra labor como Caballeros es mantener este espectáculo -mantener el esplendor de esta Basílica- pero sin olvidar que este lugar nos habla de la Caridad. Si quitamos el valor que tiene el Sepulcro de San Juan de Dios para la Caridad, si el arte no nos lleva a contemplar la Caridad, el arte no tiene otro valor.

Una vez terminadas estas palabras, comenzó la procesión al Camarín donde Escuderos, Decuriones, Caballeros y Dama cubiertos iban precedidos por Cruz, ciriales y espadas.
Ya en el camarín el Gran Maestre procedió a la lectura de un fragmento de una carta de San Juan de Dios y comenzó el rito de la Vela e iniciación de los postulantes.

Firma del Santo
Un rato después, comenzó la bajada del Camarín de igual modo a como se había procedido a la subida; una vez en la Basílica, se celebró una Exposición del Santísimo, seguida de oración silenciosa y privada ante Jesús Sacramentado, mientras los miembros de la orden estaban allí postrados.

Para finalizar llegó la bendición a los allí presentes y terminó la ceremonia de Vela del Sepulcro de San Juan de Dios.