La comunión de los niños deficientes
LA PARTICIPACIÓN DE LOS DEFICIENTES EN LA ASAMBLEA EUCARÍSTICA.
PROLEGOMENOS TEOLOGICOS.
Una primera aproximación al tema que nos ocupa, es definir ¿qué es una asamblea eucarística? Y la respuesta fundamental, la encontramos en la Ordenación del Misal Romano, que define asía la Eucaristía:
“la Cena del Señor, o Misa, es la asamblea sagrada, o congregación del pueblo de Dios, reunido bajo la presencia del sacerdote, para celebrar el memorial del Señor. De ahí que sea eminentemente válida, cuando se habla de la asamblea local de la Santa Iglesia, aquella promesa de Cristo: “donde están reunidos dos o tres en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”.
Más explícitamente podemos afirmar que :
- La forman aquellos que han recibido un mismo bautismo.
- Tienen una misma fe y han sido salvados por Jesucristo.
- Es Dios quien la convoca, porque el tiene la iniciativa, (y El no hace acepción de personas)
- Es una asamblea de comunión eclesial.
- Se constituye como tal, cuando no es contradictoria, ni discriminatoria.
- La fe de la asamblea en Cristo presente y actuante, no de modo pasivo o incógnito, sino activo y reconocido por la fuerza del Espíritu que reside en la asamblea. ”Cristo esta presente en el sacrificio de la Misa , sea en la persona del ministro, ofreciéndose ahora por el ministerio de los sacerdotes el mismo que entonces se ofreció en la cruz, sea sobre todo en las especies eucarísticas.” SC 7
Según esto la asamblea litúrgica cristiana tiene unas exigencias:
- No basta con querer asistir, o incluso querer participar. Es preciso poner los medios, la disposición de ánimo de lo que se va a celebrar
- Es sobre todo la unión de corazones, es una acción común, nada mas contrario que el individualismo, la atención exclusiva al propio gusto, oración o participación, cada uno debe estar y participar con los demás, por eso el estar dispuestos al servicio en la asamblea (ejerciendo un ministerio) el atender a los mas ancianos o pequeños, o con alguna discapacidad.
- Hay que reconocer al Señor presente y actuante en nosotros, a través de los signos que expresan esta presencia; la Palabra, la fracción del pan, los hermanos.
Según estos presupuestos sobre la asamblea eucarística, parece que hay deficientes, sobre todo si son profundos, que no tienen la capacidad de captar este significado, que es ciertamente singular y por lo tanto de participar en la eucaristía con todo su alma y con todas sus fuerzas, recibiendo los frutos propios del sacramento.
Me preguntaría antes de seguir y sacar algunas conclusiones, si son muchas las personas que están capacitadas para comprender este misterio fundamental de nuestra fe según lo hemos descrito y por lo tanto de participar en el.
Pero además la eucaristía tiene un sentido social y comunicativo, recordemos las palabras del Evangelio de S. Juan, puestas en boca de Jesús, en el relato del lavatorio de los pies, ”si no te los lavare nos tienes nada que ver conmigo” Jn.13,6 y recordemos también que Juan sustituye la narración de la institución de la Eucaristía por este pasaje del servicio. Noción de servicio y entrega que has estado presente en la tradición de la iglesia.
“…Nosotros, por tanto, después de esto (del bautismo y de recibir la Eucaristía) recordamos siempre ya para adelante estas cosas entre nosotros; y los que tenemos, socorremos a todos los abandonados, y siempre estamos unidos los unos con los otros…el que preside socorre a los huérfanos y a las viudas y a los que por enfermedad y por cualquier otra cosa se hallan abandonados, y a los encarcelados, y a los peregrinos y, en una palabra, él cuida de cuantos padecen necesidad…
” JUSTINO, apología primera c. 66-67: Solano I, 63-64.
“… Los que celebramos los misterios de la Pasión del Señor debemos imitar lo que hacemos. Pues entonces en verdad será para nosotros la oblación a Dios, cuando nos hiciéramos a nosotros mismos oblación…
”S. GREGORIO MAGNO, Diálogos l.4,c.59: SOLANO II, 687.
SITUACIÓN: ANÁLISIS DE LA REALIDAD
Quisiera hacer una breve reflexión sobre los disminuidos, para que podamos sacar nuestras propias reflexiones, sobre la participación de estos niños en la Eucaristía:
El niño discapacitado es, ante todo, un niño o niña cuyo principal problema, cuando se siente distinto, es saberse querido así y apoyado. Lo necesita para ser como los demás porque él se siente como los demás, su vivencia espontánea es esa y, a veces, se encuentra con dificultades y barreras, no sólo físicas sino, sobre todo, humanas y psicológicas que necesita superar.
No debemos olvidar que un niño es un ser especialmente sensible y que, en situación de discapacidad, esta sensibilidad suele acentuarse todavía más.
Todos hemos conocido o conocemos alguna persona discapacitada: es conocido nuestro vecino, compañero de colegio, hija de unos amigos…
¿ Qué vemos en él o en ella cuando le miramos? ¿ Cómo nos metemos en su realidad?
El temor, la huida, la compasión, el rechazo, la simpatía… son distintas posturas ante el mundo de los discapacitados. El caso real que escribimos a continuación nos puede clarificar mucho…
“Fui una niña con una “disminución física” seria, hace ya unos cuantos años. Hoy soy una adulta que lleva una vida normal; soy maestra‑logopeda de un colegio de primaria; utilizo aparatos ortopédicos y bastones para poder caminar. Mí poliomielitis me marcó profundamente en mi infancia. Voy a intentar explicaros cómo me sentí, qué necesité de los demás… Mi experiencia es mía, claro, cada persona vive la suya, pero también es cierto que la he contrastado con un buen número de personas que han pasado por situaciones de limitación y lo que han sentido y necesitado es bien parecido. Lo que más me resalta es que no. sufrí tanto por la limitación en sí, sino por cómo me sentí mirada y tratada por lis demás, por tener la disminución. Es decir, aunque me hubiese gustado poder correr, saltar.. como los demás, esto no me suponía un gran problema; lo peor era el sentir que las personas sólo veían de mí, mi cuerpo limitado, como si yo sólo fuese eso, hasta tal punto que me hicieron verme a mí misma así. limitada por fuera y vacía por dentro. No entendía nada. ¿ Cómo no podían darse cuenta de que yo era una niña completa, digna, valiosa, con ilusiones y proyectos, con sentimientos y capacidades como el resto de los niños, con unas ganas tremendas de vivir, de ser feliz? ¿ Por qué se empeñaban en hacerme diferente, si lo único que me pasaba es que mis piernas no tenían fuerza? ¿Por qué me miraban con tristeza, pena, compasión, superioridad, dolor? Por qué me sobreprotegían, no dejándome hacer lo que podía? ¿Por qué no tenían fe en mí? No es que sólo tuviesen desconfianza en mis piernas, sentía que la desconfianza la tenían, por extensión, a todo mi ser Al final resultó que ya no podía sentirme digna de ser amada”
Ante una limitación, sea motórica, sensorial o psíquica, sólo hay un hecho real: la persona no camina, no oye, no ve, tiene menos inteligencia… ¡y vale! Un hecho real que, por otra parte, no hay que ocultar, ni disfrazar, ni soslayar está la limitación real… ¿y qué? No por eso la persona es menos, ni sólo es la limitación. La persona es mucho más.
La verdadera integración no es esconder, ni negar… es ser capaz de ver y apreciar la dignidad de las personas aunque tengan un problema.
¿Qué necesita un niño disminuido? No difiere de lo que necesita cualquier otro niño, por cierto.
Necesita sobre todo que le miren bien, con una mirada de gusto por él, nacida de las entrañas; que le quieran tal y corno es y que se lo recuerden a menudo. También que le ayuden a verbalizar lo que le duele, le acojan y le digan que están muy contentos de que exista tal y como es. En los momentos de frustración, dolor.. necesita personas seguras, pacientes y amorosas que apuesten por él y le ayuden a hacerse una auto imagen real y positiva. Dejarle hacer lo que pueda, ayudarle a que sea lo más autónomo posible, dejarle ejercer la libertad… Tratarle como a cualquier otro niño, no condenarle a llevar una etiqueta de “distinto”.
Y me sigo preguntando, ¿qué me pasa cuando no soy capaz de ver la dignidad y el valor de todas las personas?
• ¿Es que tengo una escala de valores donde lo primero y único es la inteligencia, el cuerpo … ?
• ¿Es que proyecto mis propios miedos a la enfermedad y no soporto verla en otros?
• ¿Es que no me creo que Dios ha creado con igual amor y valor a todas las personas?
• ¿Necesito, acaso, sentirme superior a los demás? ¿Por qué?
Igual es que no puedo quererme, acogerme con mis limitaciones propias
Todos somos, en cierta medida, discapacitados. Hay muchos tipos de cegueras, sorderas y parálisis. Lo físico se ve, se nota mucho, pero no es lo peor. Hay inteligencias psicologías muy mermadas… Por eso esta Palabra que vamos a escuchar nos afecta a todos, tan sordos a veces, tan ciegos, tan paralíticos.
“Jesús, volviendo a salir de la región de Tiro, pasó por Sidón y los pueblos de la región de la decápolis. Allí le llevaron uno que era sordo y tartamudo, y le pidieron que pusiera su mano sobre él, Jesús se lo llevó a un lado, aparte de la gente, le metió los dedos en los oídos y con saliva tocó la lengua. Luego, mirando al cielo, suspiró y dijo. al hombre . efeta. Es decir ábrete al momento se abrieron los oídos del sordo, su lengua quedó libre de trabas y hablaba correctamente.”
Jesús y los disminuidos
Situación
En la tradición Bíblica el disminuido no es solo un problema biológico. El disminuido es un hombre que está abandonado del aliento divino, y tiene la sensación de estar abandonado por Dios.
El disminuido de tiempos de Jesús vive su enfermedad como una experiencia de impotencia y desamparo, se siente abandonado y rechazado por Dios. Siente que la disminución como consecuencia del pecado es castigo o maldición de Dios.
La inmensa mayoría son incurables, sordos, mudos paralíticos, bastantes enfermos mentales, contagiosos, excluidos de la convivencia. Hombres y mujeres sin hogar y sin futuro. Marcos nos ayuda a intuir la situación extrema de estos hombres cuando nos describe al poseído de Jerasa (MC 5,1‑20). “Corría por los montes” en un estado de soledad total, “vivía en los sepulcros” excluido del mundo de los vivos, “atado con grillos y cadenas” por una sociedad que solo piensa en defenderse de el, lanzando alaridos” en su incapacidad de comunicarse con los demás, ‘hiriéndose con piedras” víctima de su propia violencia.
Actuación de Jesús:
Jesús a los disminuidos de su tiempo los acoge, los toca y los cura, Rompe las barreras que los separa de la convivencia.
Jesús actúa movido “por su amor entrañable y su pasión liberadora para arrancarlos del poder del mal”.
Jesús hace palpable de esta manera la misericordia de Dios y su cercanía para estos seres pequeños y desvalidos. Jesús es el signo de que Dios no abandona.
Jesús se acerca al enfermo para reintegrarlo a la vida. Jesús se esfuerza por recuperar y reconstruir íntegramente la vida de estos desvalidos hundidos en el mal irremediable.
Jesús busca la curación integral, libera a los enfermos de la desconfianza y desesperación, del pecado e incluso de su resignación, pasividad e inhibición. Jesús libera de todo lo que los deshumaniza: opresión, dolor, injusticia, locura, división, pecado, soledad interior…
Jesús incorpora a la persona a. la convivencia, lo saca del aislamiento y los devuelve de nuevo a la vida. De esta manera, Jesús evangeliza, da la Buena Nueva; desestabiliza, crea inquietud, desenmascara, provoca el cambio y por tanto anuncia la llegada del Reino.
El contenido del mensaje es testimoniar a Dios revelado en Jesucristo mediante el Espíritu Santo (EN.26). El centro del mensaje es la salvación en Jesucristo: que Dios nos ama y por ello nos libera del pecado, de nuestra disminución del dolor y de la muerte.
conclusión
El contenido de la Pastoral: ‑en el texto de Lucas 4,18.
“El espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para llevar el evangelio a los pobres; me envió a predicar a los cautivos la libertad, a los ciegos la vista, para libertad a los oprimidos y anunciar un año de gracia del Señor… Hoy se cumple esta escritura que acabáis de oír.”
El contenido del mensaje afecta a toda la vida del hombre (EN.26); mensaje que es capaz de promoción humana y de liberación total.
Nosotros hoy somos los que traducimos esa verdad de Cristo para llevar al disminuido un signo de esperanza en medio del misterio del mal (enfermedad, pecado).
Es por ello que el mensaje nos urge a una toma de conciencia de lo que significa la preocupación total e integral de la persona disminuida, para no reducirla solo a su cuerpo; para no preocuparnos solo de ello, sino de sus necesidades reales, de sus necesidades profundas, hasta llegar a sorprenderlo, a curarle totalmente. Salvarle.
Nuestra fidelidad a Cristo debe llevarnos a ser fieles al contenido de su mensaje y a preguntarnos que es lo que trasmitimos de él y como lo hacemos.
Creo, que la participación plena de los disminuidos psíquicos en la eucaristía es un derecho absoluto que el niño tiene, desde el propio evangelio, dar la comunión a un disminuido es aunque el no lo comprenda, integrarle en la comunidad cristiana, hacerle participe de la plenitud de la vida cristiana, sentirnos los que lo acompañamos, mas comunidad, desde el momento en que se ve en ese niño a un predilecto de Jesús, o mas aun al mismo Jesús que esta hecho carne tangible en el misterio eucarístico que estamos celebrando, es por tanto hacer actualidad la eucaristía, en la misma eucaristía.
Fray Juan José Hernández O.H.