Real Maestranza de Granada
Granada ha sido sede los pasados 29 y 30 de mayo de la reunión anual de las Cinco Reales Maestranzas de Caballería de España, un encuentro que estuvo presidido por Su Majestad el Rey Felipe VI en calidad de hermano mayor de dichas corporaciones.
Durante la jornada del viernes 30 de mayo, el monarca inició su visita institucional en la Basílica de Nuestra Señora de las Angustias. Posteriormente, en el Real Monasterio de San Jerónimo, Felipe VI presidió la junta extraordinaria de las Cinco Reales Maestranzas, con sede en Ronda, Sevilla, Granada, Valencia y Zaragoza.
En este marco se celebró la entrega del XXV Premio Hernán Pérez del Pulgar, que reconoce trayectorias ejemplares en los ámbitos militar, histórico y de los valores castrenses
Los actos incluyeron una misa en memoria de los miembros fallecidos presidida por el Excmo Sr. Fray Juan José Hernández Torres, Capellán de la Real Maestranza de Caballería de Granada, Rector de la Real Basílica de San Juna de Dios y Gran Maestra de la Orden.
A continuación compartimos la Homilía de la celebración Eucarística del 30 de mayo, festividad de San Fernando, Rey.
HOMILÍA DÍA 30 DE MAYO. REALES MAESTRANZAS DE CABALLERIA
MONASTERIO DE SAN JERÓNIMO GRANADA
Fray Juan José Hernández Torres O.H.
Capellán de la Real Maestranza de Granada
Las Reales Maestranzas de Caballería son corporaciones nobiliarias creadas en la época moderna por caballeros particulares (más tarde la Corona las protegió), con la intención de que la nobleza se ejercitase en el manejo de la equitación y las armas, prácticas entonces cada vez más en desuso por el proceso imparable de creación de una aristocracia cortesana.
Gracias a estas instituciones nobiliarias se disponía de una caballería financiada directamente por los mismos maestrantes. Las Reales Maestranzas se organizaban bajo la advocación de un santo patrón y se organizaban internamente de la misma forma que una cofradía religiosa.
Felipe II mandó expedir varias Reales Cédulas el día 6 de septiembre de 1572, dirigidas inicialmente a ochenta y ocho ciudades de todos los reinos de Castilla -entre ellas las ciudades andaluzas de Antequera, Jerez de la Frontera, Ronda y Sevilla-, en la que animaba a las distintas noblezas locales a organizarse en hermandades nobiliarias con los fines anteriormente expuestos.
La Real Maestranza de Caballería de Granada (1686), es una de las 5 Reales Maestranzas de Caballería de España, junto a las de Ronda (1573), Sevilla (1670), Valencia (1697), y Zaragoza (1819).
Esta Institución de caballería fue creada el 12 de enero de 1686, bajo la protección de la Inmaculada Concepción, con la advocación de Nuestra Señora del Triunfo de la Inmaculada, y en 1995 bajo el patrocinio de San Juan de Dios.
El rey Carlos III aprobó sus ordenanzas en 1764. Desde el año 1992 se rige por un reglamento, es la tercera Real Maestranza española en cuanto a fecha de fundación.
Un grupo de veinticinco nobles granadinos, liderados por Pedro Verdugo y Albornoz, caballero de Alcántara, y por el alcaide de la Alhambra, Blas Manuel de Paz, autorizados por el corregidor, conde de Torrepalma, crearon una hermandad nobiliaria que celebró su primera junta el 12 de enero, acogiéndose al patrocinio de la Inmaculada Concepción, bajo la advocación de Nuestra Señora del Triunfo. Al año siguiente se imprimieron sus primeros estatutos, inspirados en los sevillanos, que configuraron su funcionamiento durante todo el Antiguo Régimen. Los ejercicios ecuestres eran su actividad exclusiva.
Tras estos datos históricos, para dar conocimiento a los profanos, creo que subyace un objetivo común, que va más allá de sus actividades e incluso de su defensa de la monarquía.
La pregunta clave podría formularse, más o menos, así: ¿Cómo está afectando a la matriz socio‑cultural en medio de la cual vive? ¿Y cómo le afecta precisamente en cuanto las maestranzas quieren ser, en el interior del mundo, una forma encarnada de resistencia cultural creativa? Ante El secularismo y el cientifismo empirista, es decir, la justificación de la vida, los comportamientos y los valores a partir de las ideologías,(ideologías de la ocasión). Las ciencias o el propio yo.
¿Qué hacer?:
Ante el relativismo. En la matriz socio cultural moderna se han multiplicado tanto los modos de vida las cosmovisiones y sus respectivos valores, se ha fraccionado tanto la cultura, que nada tiene valor absoluto. Este fraccionamiento, en el que no puede hacerse pie firme, provoca identidades migratorias» y un amplísimo relativismo con respecto a toda convicción que pudiera ser estable.
Nada vale más que lo que está a su lado o se le opone. En el mercado de las ideologías o las posiciones ante la vida, cada uno escoge la que se le acomoda por distintas razones.
Ante este politeísmo de valores. Se acentúa la falta de fe en valores absolutos, la exaltación de los valores múltiples y las realizaciones nunca plenas, la vigencia de los «consensos blandos» y nunca definitivos ni universales.
Habría, pues, en la cultura actual una tendencia objetiva hacia la in‑trascendencia como modo habitual de existir en el mundo, junto a la cual nuestro intento de «vivir de VALORES» quedaría sumamente afectado, convertido en una «herejía cultural».
La primera meta, puede consistir en la actitud interior de buscar y encontrar un sistema de valores nobles en todas las cosas, es decir, de descubrir los valores en la mirada horizontal hacia el mundo y de descubrir el mundo en la mirada vertical hacia Dios.
¿Qué hacer para procesar todo ese mundo de influencias en la vida?
Dos cosas, se me ocurren, pueden ayudarnos en esta tarea:
La primera consistiría en un esfuerzo de inteligencia ‑inteligencia viene de intus legere: ‑leer por dentro‑ para mantenemos siempre atentos, críticos, en actitud de discernimiento, para comprender qué quiere hacer la cultura y por ende la sociedad y la política, con nosotros y qué queremos hacer nosotros con nuestra propia vida a impulsos de los valores nobles y de nuestras grandes tradiciones.
La segunda miraría a encanar un tipo de vida cuyo componente básico fuera la pregunta constantemente repetida en todo tiempo y lugar, en todo acontecimiento: ¿qué quiero de mí vida en esta circunstancia concreta?» Dos actividades, dos modos de resistencia cultural que estarían en la base de la integridad de vida, que quiere anunciar de parte de Dios la necesidad y la urgencia de una conciencia alternativa con respecto al tipo de conciencia dominante.
Esta resistencia cultural que nos pone en una escala de valores, se convierte en algo contracultural, porque se sale de lo ordinario, y por lo tanto se convierte en educadora de la cultura actual. ¿ qué importancia tendría dejar caer ante la sociedad en la que vivimos, que las Maestranzas de caballería, al ser contraculturales, están educando , (educere = a conducir) la cultura?.
Aparece, pues, claramente que no todo lo que está sucediendo en el campo socio‑cultural puede considerarse como hostil a lo que los VALORES tratan de significar y de hacer en el mundo. Se trata más bien de discernir con claridad dónde empiezan y dónde terminan aquellos elementos de la cultura contemporánea que se articulan bien con los Valores el Evangelio de Jesús (que todo maestrante debe profesar)y aquellos otros que o le ignoran o le niegan.
Engarza aquí el problema de la educación de la cultura, en cuya realización quiere estar presente la Nobleza y por ende las maestranzas y ser un signo nuevo, una manera nueva de entender la vida, que es clásica aunque desconocida por casi todos , como encarnación de una nueva manera de vivir desde los valores, en una respetuosa pero activa resistencia cultural.