CAPITULO XXII

LO QUE CASTRO NO CONTÓ (1546) DOS TRUANES Y UN SANTO.

Antón Martín, tiene buena fama en Granada, es un chulo de burdel, oriundo de Mira, un pueblo de Cuenca. Cuando tuve la oportunidad de ir a predicar a este pueblo, alrededor del año 1988, pude comprobar que allí también era famoso pero ya por su santidad; hablaban de él con verdadero orgullo y no es para menos; fue el que continuó la obra de San Juan de Dios, el que se encargó del hospital, recibió de manos de nuestro fundador el testamento de las deudas y de los pobres, fue el fundador del antiguo Hospital de Madrid de la Plaza de Amor de Dios, donde está la estación de metro que lleva su nombre: Antón Martín.

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CAPITULO XXIII

LA PACIENCIA TODO LO ALCANZA

Como dijera la Santa andariega, “quien a Dios tiene nada le falta, solo Dios basta.” Lo dijo de otra manera nuestro santo: “Todo ha de ser por Dios sufrido”.

Y pruebas de paciencia dio en sus muchos trabajos, no quejándose por nada, sabiendo que todo le venía de Dios y haciéndolo todo por Él, que le había amado antes. Su única gloria estaba en la Cruz de Jesucristo estando dispuesto a cualquier cosa con tal de no defraudar al que había puesto por él el amor al más alto precio: La Cruz.

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CAPITULO XXI

LA CARIDAD DE JUAN DE DIOS

Castro nos cuenta en el libro de su vida, el cual vamos siguiendo, una serie de hechos escuetos, dice él que por razón de brevedad “Y de estas obras se podían referir muchas que por razón de brevedad se dejan. Sólo diré que quien entrara en su hospital, bien manifiestamente viera la gran caridad de este hombre”.

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CAPITULO XX

UN JUEGO DE NAIPES, UNA BURLA, UNA LIMOSNA.

Estando en Granada el Marqués de Tarifa, D. Pedro Enríquez, disfrutando de la tarde granadina con sus amigos, en una partida de cartas, llama a la puerta Juan de Dios para pedir limosna.

El criado abre sabiendo que su señor juega a las cartas y anuncia la visita y el motivo: Juan de Dios ha venido a pedir limosna. La situación es embarazosa; unos nobles se juegan el dinero y el limosnero viene a pedírselo; miradas, alguna frase molesta, tal vez despectiva para el que espera en el portal, pero como dice el Señor en el Evangelio: ya sea por inoportuno o para que no moleste más… los jugadores conocían a Juan de Dios, el Marqués no. Cogieron de la mesa veinticinco ducados y los entregaron al criado para que los diera al limosnero que se despidió agradecido.

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CAPITULO XIX

LA PASIÓN POR EL HOMBRE CURA EL PECADO

La vivencia teologal del misterio de la Cruz, abarca todos los campos de la vida teologal y de la santidad, y las varias formas de su vivencia no son más que ramificaciones. Se vive en la comunión con Dios, en el trabajo por anunciar el Reino de Dios, en la existencia humana que caracteriza la vida de gracia.

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CAPITULO XVIII

EL PRECIO DEL PECADO, LA BENDITA PASIÓN

La muerte de Jesús, su pasión, siempre se ha interpretado en la Iglesia, desde los tiempos más tempranos, como salvadora y expiatoria, “por nosotros y por muchos”. Vista a la luz del “canto del siervo”, “no tenía atractivo ni belleza…, despreciado y abandonado de los hombres, varón de dolores… Mas ciertamente, llevó nuestra enfermedad y cargó con nuestros dolores… Fue traspasado por nuestros pecados, molido por nuestras maldades, cargó el castigo sobre Él para nuestra paz, habiendo sido nosotros curados por sus heridas… ofreció su vida como sacrificio por el pecado; verá descendencia que vivirá largamente. Leer más

CAPITULO XVII

UNA CAPACHA Y DOS OLLAS ATADAS A UN CORDEL. “LA BENDITA LIMOSNA”

Dejen que les cuente una anécdota personal que no tiene que ver estrictamente con la vida del Santo: Tengo en mi despacho una pequeña caja roja, a la que le tengo verdadero respeto. En ella deposito las limosnas que me da la gente y que utilizo para pagarle a los pobres la luz, el agua, el alquiler de la casa e incluso la matrícula de algún curso o el desplazamiento de quien lo necesita y no tiene. Pues bien, me da miedo sacar dinero de ella para dar alguna de estas limosnas y, ¿saben por qué? porque cuando doy limosna, no han pasado veinticuatro horas en las que alguien me trae justo, el doble de lo que he dado.

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CAPITULO XVI

LA CALLE LUCENA. PRIMER HOSPITAL DE JUAN DE DIOS (1540-1541)

Con la ayuda de algunas personas devotas que le ayudaban en sus trabajos, consiguió una casa en la pescadería de la ciudad. Cerca de la plaza de Bibrambla, lugar éste junto con otros de la ciudad de donde recogía a los pobres y necesitados, compró unas esteras de anea y algunas mantas viejas en las que pudieran dormir, ya que no tenía medios para más, ni medicinas que darles.

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FELIZ PASCUA DE RUSURRECCIÓN

Cristo ha resucitado, para enseñarnos a vivir en este mundo, como hombres nuevos, según su mensaje, que está en su Evangelio, en la medida que nos tomamos en serio el evangelio y lo realizamos en nuestra vida cotidiano, estamos resucitando a Jesús. FELIZ RESURRECCIÓN

CAPITULO XV

EL CORAZÓN MANDE

El bendito Juan de Dios había comenzado su labor, conoce perfectamente el suburbio granadino y a los pobres que yacen en él, les procura consuelo, pero no sabe dónde puede empezar a alojarlos, el frío del invierno granadino les provocará la muerte si no les encuentra un lugar para darle cobijo, pero ¿dónde?.

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